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Foto del escritorDanteBonelo

OBSESIÓN BARBÁTICA

Actualizado: 1 oct

Querido Víctor, 


Para mí es increíble la idea de que este absurdo retumbe aún en mi conciencia. El recuerdo que guardo es diáfano, sorpresivamente agradable, y ridículamente indiscreto. Aunque no esté cargado de viveza el hablar de justicia en estos momentos, no es nada justo que el putito se me cuele entre tanta confusión.


A veces me pregunto quién carajos hace encomios a la hermosura de una mariposa que no es más bella que una mosca, un murciélago, o un asqueroso escarabajo. Creo que no se trata de sus colores, ni de la agilidad de sus alas que se contornean al ritmo de un motor averiado, si no del encanto de su animalidad, lo que viene siendo la personalidad en la gente. Es tan preciosa la libertad con la que emprende su vuelo, despreocupada de su muerte, tropezando con los muros, y nunca se le sorprende deprimida. La muy señora sigue su trayecto aun bajo un sol abrasador o la luna en su estado más gris, sólo el golpe de la parca se lleva su sabrosura. 


Estarás preguntándote entonces, ¿Qué tenía, tiene o tendrá el tipejo que no tienes tú?¿Por qué entre todos los hombres y todas las mujeres lo elegí a él? ¿Por qué no a ti? Estarás imaginando que la cuestión es de personalidad, pero francamente esa es una pregunta cuya respuesta no conozco a profundidad. Y es que hasta en mi realidad onírica lo he encontrado últimamente, siempre raspando mis sentimientos. 

Anoche soñé con él, con ella y con ellos (ahí estabas tú), por eso la confusión; antes éramos ella y yo. Y nunca tú. Un porro en mi mano derecha y una caja de vino en la izquierda delataban mi "báquica alegría". Me encontraba frente a ella en una gran orgía, tan serena y agitada a la vez como siempre, pero por detrás mi tacto dejaba ver el semblante de un hombre sin afeitar por lo menos una semana. Irme con él de la mano, sin siquiera haberlo visto, sin haber escuchado su voz, era la prueba fehaciente de mi obsesión barbática.  


No sé, no espero que lo entiendas. El peor polvo del mundo ha emanado de su miembro viril y su mefisto estado anatómico, casi sepulcral, tan disfuncional como su cerebro y tan poco armonioso como el eco de su voz. Un beso suyo es más amargo que el lsd y la cocaína juntos, y el viaje...El viaje carece profundamente de imaginación. Te juro que estar sobre sus muslos es tan caliente como un bingo de domingo en la parroquia vecina. Y ni hablar de su bolsillo; es más tacaño que el señor Scrooge. 

Deliberando un poco, no habrían motivos para que mi cerebro lo eligiera justo a él para recordarle con tan inmenso aprecio; Hasta su palabra favorita ha decidido grabar este atrevido cerebro; siempre tenía que anunciar con antelación nuestra próxima cita (nótese "antelación"), era más frecuente ese articulado de fonemas que mis momentos de excitación. Pero su barba, Víctor, ¡su barba!. Su barba por mi rostro, su barba por mi ombligo, su barba por mi sexo...Como entenderás, una vez más me sedujo y me ultrajó la decencia un mentón de lija. 





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